Periferias Volumen 2: Ecos Interiores: Rigo
Thomas Nickles Project se complace en presentar Periferias Volumen 2: Ecos Interiores, la primera exposición individual del artista nacido en La Habana, Rigo (José Rigoberto Rodríguez Camacho) en Nueva York. Ecoes Interiores presenta veinte poderosos retratos que nos adentran en el mundo interior de la condición humana. Pintadas con su característico estilo «Faux-Naïf», las obras rechazan la belleza convencional en favor de una expresividad cruda y sin filtros. Distorsionados, tiernos y a veces grotescos, los retratos de Rigo palpitan con una intensidad psicológica que resulta a la vez familiar e inquietante.
Realizados con colores vivos y pinceladas intuitivas, cada rostro parece perseguido por su propio eco, de la memoria, la emoción y la multiplicidad interior. Nos recuerdan que el yo nunca es singular: es el vecino, el otro, el nosotros.
Juntos, los cuadros forman un coro de miradas que confrontan e inquietan, invitándonos a reconocer los ecos que residen en todos nosotros.
Nueva York - Thomas Nickles Project se complace en presentar Periferias Volumen 2: Ecos Interiores, la primera exposición individual en Nueva York del artista residente en La Habana Rigo (José Rigoberto Rodríguez Camacho), que podrá verse del 22 de mayo al 22 de junio de 2025. Con una selección de retratos cargados de emoción de Rigo, la exposición constituye la segunda entrega de la serie Periferias de la galería, un programa curatorial en curso que investiga los límites del arte cubano contemporáneo y centra las prácticas que trabajan fuera de los marcos tradicionales.
A pesar de su formación académica, Rigo opera en los márgenes, resistiéndose a la categorización tanto por su técnica como por su intención. Sus pinturas, moldeadas mediante un proceso crudo e intuitivo, se alejan de la racionalidad y el realismo de su anterior obra figurativa para dar forma a las complejidades internas de la condición humana. Ecos Interiores saca a la superficie esta tensión a través de un coro de rostros pintados, a la vez distorsionados y tiernos, íntimos e inquietantes. Cada obra es un fragmento psicológico que capta las contradicciones, la fragilidad y la multiplicidad que definen la vida humana.
«Quiero que cada rostro establezca un diálogo reflexivo con el público», dice Rigo, “para que puedan verse reflejados a través de su propia subjetividad emocional”. Su proceso creativo se basa en la espontaneidad y la inmediatez emocional; algunas obras revelan expresiones más nítidas del dolor, mientras que otras surgen de una abstracción más suelta y gestual. Empieza a pintar sin ideas predeterminadas, dejando que las manchas, las líneas y las texturas -aplicadas con pinceles, manos y dedos- guíen la obra. Su cambio de la figuración a la abstracción a principios de la década de 2000 marcó lo que él llama una «liberación de la imaginación», abriendo espacio para que la intuición, el sentimiento subconsciente y la profundidad espiritual emergieran a través de composiciones en capas. Sus rostros se convierten en retratos multidimensionales de la vida interior: muchos yos chocando en un solo plano.
Varias obras de la exposición son lo que Rigo llama «collagraphs iluminados». Para hacerlas, primero construye una plancha de impresión superponiendo papel arrugado, tela, madera y otros materiales sobre cartón grueso. Esta superficie texturada se entinta y se pasa por una prensa, transfiriendo su impresión en relieve a una segunda hoja de cartón. A continuación, Rigo retoca a mano las impresiones resultantes, añadiendo capas de pintura acrílica y dibujos para crear retratos en alto relieve que trastocan aún más los límites entre la pintura y el grabado.
Los materiales de Rigo son tan diversos como los registros emocionales que evocan sus obras. Sobre cartón, mezcla acuarela, tinta china, pastel, óleo, acrílico y, en ocasiones, pega directamente sobre la superficie materiales no tradicionales. Estas combinaciones le permiten experimentar con el color, la superficie y la emoción de formas inesperadas, evocando tanto el desorden como la fugaz claridad de la experiencia humana.
Aunque se inspira en artistas tan conocidos como Van Gogh, Picasso y la pintora cubana Antonia Eiriz, la influencia más vital de Rigo sigue siendo la experiencia vivida. «Vivir en Cuba ya es un reto», reflexiona. Para él, hacer arte es tanto una práctica espiritual como una forma de supervivencia. Sus retratos canalizan la insularidad de la isla hacia una visión del mundo más amplia, que va más allá de las fronteras para llegar a algo profundamente humano y universal.
Ecos Interiores propone que el arte no es un lenguaje fijo, sino un sentimiento. En un mundo a menudo definido por la exclusión y el silencio, los retratos de Rigo insisten en la urgencia de ver y de ser visto. Continuando con la misión de la serie Periferias de ampliar la forma en que entendemos el arte cubano, esta exposición nos anima a reconocer las emociones que cargamos, incluso cuando no podemos nombrarlas. En manos de Rigo, la pintura se convierte en una cámara de eco del alma: cada rostro es una revelación silenciosa, una llamada al autorreconocimiento.